martes, 26 de agosto de 2014

Salmorejo Caprese o, también, Fondue de Salmorejo con Bolitas de Mozzarella


La cocina no es para complicarse, por lo menos en mi caso. La cocina es para mimarse, deleitarse y disfrutar, que cada uno busque los verbos que le encajan y le hagan feliz. Y es que nunca sobra la frase somos lo que comemos. Mucha gente se fustiga comiendo rápido comida rápida, insulsa y hecha sin amor pero con muchos químicos. Abordemos nuestras cocinas e icemos (nunca había escrito en "izar" este tiempo verbal, se lee raro. Uppps, sigamos, que me voy por las ramas) las velas de nuestra imaginación.

Tenía una duda grande en cómo titular la receta, y la resolví poniéndole los dos títulos. Como soy amante de las foundues de queso, esta es una receta a la inversa, sumerjes la bolita de queso en el salmorejo y te puedo decir que caes en el éxtasis (así, sin exagerar). Cuando termines con el queso, sigues con el crujiente de banana (/plátano/guineo) verde, introduciéndolo en el salmorejo... ¡divino!

Y, en lo que más te demoras en esta receta, es en pelar los tomates. Solución: sumérgelos unos segundos en agua hirviendo y la piel sale sola!!! Así que, manos a la obra.

Ingredientes:

Para el Salmorejo:
6 tomates maduros pelados
1/2 taza de aceite
sal
pimienta

Para la Presentación:
bolitas de mozzarella (la cantidad que quieras)
albahaca
aceite de oliva
sal en escamas (opcional)

1 banana/plátano/guineo verde
aceite para freir

Preparación:

Para el Salmorejo:

Pones los tomates maduros pelados en el vaso de la batidora con la sal y añades poco a poco el aceite en un fino chorro para que la mezcla emulsione. Lo pones en un cuenquito y le añades pimienta recién molida por encima.

Para la Presentación:

Insertas las bolitas de mozzarella en palitos de brocheta (también pueden ser palillos, o el tenedor mismamente). Le pones unas hojitas de albahaca encima con aceite de oliva y unas escamitas de sal.

Cortas la banana/plátano/guineo verde en finas tiras con el pelador de papas o la mandolina y lo fries en aceite bien caliente. Cuando estén dorados los colocas sobre papel de cocina absorbente para eliminar el exceso de aceite. 

Colocas un crujiente en casa cuenquito

... ¡y a la mesa!

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